Códigos cifrados y falsificaciones se dan cita en esta novela ambientada en el siglo XVII. Londres, 1660. La siniestra Lady Marchamont encarga a un vendedor de libros, Isaac Inchbold, la búsqueda de un texto hermético titulado El laberinto del mundo, desaparecido de la inmensa biblioteca de su padre durante los saqueos de la guerra civil. La única pista de que dispone el desconcertado librero es un ex libris, propiedad del difunto dueño de la biblioteca, Sir Ambrose de Pennington, coleccionista de ejemplares de todas las cortes europeas.
Su suerte y su fortuna dependen del éxito de su misión, pero pronto descubrirá que no es el único que busca el escurridizo volumen. Isaac Inchbold va a encontrarse inesperadamente sumergido en un mundo de espías, contrabandistas, códigos cifrados y falsificaciones, convertido en involuntario participante de un juego mortal.
A partir de tramas paralelas sólidamente construidas, Ross King recorre la convulsa y apasionante Europa del siglo XVII, testigo de constantes enfrentamientos entre católicos y protestantes, del estallido de la Guerra de los Treinta Años o de cruciales descubrimientos en materia de astronomía y cartografía… Como Umberto Eco o Arturo Pérez-Reverte, King mantiene una sorprendente tensión narrativa haciendo gala de una documentación y ambientación impecables.
Cuando comencé a leer este libro no tenía ni idea de lo que era un ex libris (mucho Leyendo, Leyendo...). Se trata del sello con el que son marcados en sus contraportadas o en sus lomos todos los libros que forman parte del fondo de una biblioteca.
La verdad es que, en principio, el argumento me pareció muy interesante, engancha, pero, las largas parrafadas y descripciones en algunos pasajes hacen de este libro una lectura lenta y a veces tediosa.
Una novela para leer con tranquilidad y en un momento en el que tengas ganas de meterte en una historia un poco más compleja pues nos vamos a encontrar inmersos en la Inglaterra de mediados del siglo XVII donde la sociedad de la época se encuentra convulsa ante años de terror y luchas, donde cada uno está intentado encontrar su sitio, donde los avances técnicos y médicos están suponiendo una autentica revolución, pero también donde una vida humana es tan poco valiosa como la de un animal abandonado.
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