jueves, 1 de noviembre de 2012

EL MONTE DE LAS ÁNIMAS / Gustavo Adolfo Bécquer

Hoy es Día de Todos los Santos, mañana de Todos los Difuntos y..., esta noche no se celebra Halloween, ...esta noche es la Noche de las Ánimas.

Estos días, los cementerios lucen limpios y cuidados y las flores adornan todas las tumbas llenando de color el lúgubre lugar, en las casas brillan las velas encendidas en recuerdo del alma de sus difuntos y los abuelos asustan a sus nietos contándo historias espeluznantes que les entusiasman. ¡Cuántas noches de miedo como la de hoy habré pasado tras escuchar historias y leyendas...!

Fue costumbre durante muchos siglos, encender hogueras en las colinas para espantar al mal y se invocaba la protección de los antepasados, como espíritus amigos que podían proteger a sus descendientes. En principio, los fantasmas como visión del difunto, no eran causa de miedo, sino de respeto porque proporcionaban la comunicación con el reino de la muerte.

En España existen diferentes creencias y tradiciones. En algunos lugares de Castilla, se cree que los muertos salen de sus tumbas el 2 de noviembre en la noche, para asustar a quienes estén distraídos por la calle o se hayan quedado hasta tarde en los caminos rurales. Este mismo día, se realiza en Zamora la procesión de las ánimas, por las calles aledañas a los cementerios, mientras se reza el rosario alumbrándose con velas; en Galicia se cree que los difuntos asisten a las misas que se ofrecen en su nombre en las iglesias.
En Tajuelo se celebra el Ritual de las ánimas, que consiste en una procesión encabezada por el sacerdote; se organizan un grupo de casados y otro de solteros, quienes van coreando alternativamente las estrofas del cántico a las ánimas, alumbrados con luz de velas. Al terminar cada cántico, se reza un padrenuestro, hasta terminar el ritual. Al finalizar, se toca la campanilla y se reparten pastelillos y vino para los asistentes.
En Alicante, se ponen velas en las ventanas desde la noche del 28 de octubre, para iluminar el camino de las ánimas; en muchas partes de España se festeja el día de los muertos con suculentos platillos, algunos relacionados con las fechas, como los huesos de santo, y otros simplemente por preparar algo especial qué compartir durante el día de las ánimas.

En Soria tienen lugar los hechos que narra El Monte de las Ánimas uno de los relatos que forman parte de la colección de Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer. La leyenda cuenta lo que le ocurrió a un joven llamado Alonso al intentar complacer a su prima durante la noche de difuntos, la noche de la festividad de Todos los Santos en el  Monte de las Ánimas.
Aún conservo mi ejemplar de Rimas y Leyendas de este autor romántico español con esta portada que algunos de los que lo leísteis en B.U.P. recordaréis.
Aquí os dejo un enlace por si os atrevéis a leerla esta noche... LEER El Monte de las Ánimas

La historia transcurre en Soria, en el llamado Monte de las Ánimas, el día de los difuntos. Los Condes de Borges y de Alcudiel, junto a sus hijos Beatriz y Alonso y pajes iniciaban el camino hacia la cacería, montados a caballo. Alonso, empezó a relatar una leyenda, la del Monte de las Ánimas. Al parecer este monte, que llamaban de las ánimas, pertenecía a los Templarios, que eran guerreros y religiosos a la vez. Cuando los árabes fueron expulsados de Soria, el Rey los hizo venir para defender la ciudad, lo que ofendió a los nobles de Castilla y se creó rivalidad entre ellos. Así, se inició una batalla hasta que el rey finalizó la lucha; el monte fue abandonado y en la capilla de los religiosos se enterraron los cuerpos de unos y otros. Cuenta la leyenda que cuando llega la noche de los difuntos las almas de los muertos corren junto con los animales del monte y nadie quiere estar ahí en dicha fecha.
Una vez en casa de los Condes y reunidos junto a la lumbre, sólo los primos estaban ajenos a la conversación: Alonso y Beatriz, hasta que Alonso rompió el prolongado silencio diciéndole a su prima que, debido a que ella se separaría de él próximamente, le gustaría hacerle un regalo para que se acordara siempre de él. Después de insistir mucho, la joven aceptó una joya sin decir nada y su primo a cambio le pidió algún obsequio suyo. Beatriz estuvo conforme y le expuso que en el Monte de las Ánimas perdió la banda azul que deseaba regalarle.
Alonso se sentía muy fuerte a la hora de luchar con cualquier bestia, pero le aterrorizaba la idea de ir a ese oscuro lugar en aquella fecha y sintió miedo. Pero se vio motivado por una sonrisa de la bella dama y se dirigió, aterrorizado, a recuperar la banda perdida para así contentar a Beatriz.
Las horas pasaron y Beatriz se desveló al creer oír su nombre en una pesadilla. Al despertarse no pudo volver a conciliar el sueño, así que decidió ponerse a rezar muy asustada. Cuando amaneció se avergonzó de su comportamiento de la noche anterior al haberse asustado, y, entonces, vio su banda azul ensangrentada y desgarrada en su mesilla de noche. Beatriz se quedó petrificada, no podía creer lo que veía. Más tarde fueron a avisarla sus sirvientes de una triste noticia: Alonso había sido devorado por los lobos del monte, pero la encontraron muerta.
Dicen que después de este suceso, un cazador tuvo que permanecer una noche dentro del monte de las ánimas, y que antes de morir pudo contar que vio los esqueletos de los antiguos Templarios y de los nobles sorianos enterrados en la capilla levantarse, y además, pudo ver también como una mujer hermosa desmelenada, con los pies ensangrentados daba vueltas alrededor de la tumba de Alonso.



  

 A nosotros nos toca mantener viva la tradición de la noche de ánimas y sobre todo, transmitirles a los pequeños que es una tradición propia y no importada de los Estados Unidos como algunos creen.

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