lunes, 15 de octubre de 2012

LA PESCA DEL SALMÓN EN YEMEN / Paul Torday

Tras un descanso de un año, vuelvo a participar en el club de lectura que hoy ha reanudado sus sesiones con la lectura conjunta de este  libro. Falta me hacía porque últimamente estoy dejando este hábito un poco de lado...

La historia de la Humanidad está jalonada de descubrimientos que en un principio parecían imposibles, hasta que alguien demostró que no lo eran. Esta original ópera prima, de humor elegante e incisivo, es una mirada irónica sobre la fragilidad de nuestras convicciones, el poder estimulante de la fe y el absurdo de un sistema político basado en el impacto de la imagen.

La anodina carrera del doctor Alfred Jones transcurre sin sobresaltos en el Centro Nacional para el Fomento de la Piscicultura, donde ha cimentado su reputación en un trabajo pionero sobre la reproducción de los moluscos. Sin embargo, todo cambia el día que su jefe le pide evaluar un extraño proyecto: introducir el salmón en Yemen. Racional de los pies a la cabeza, Fred no duda un instante en desestimarlo tajantemente, ignorando que detrás de la peculiar idea está Mohamed ben Zaidi bani Tihama, un acaudalado jeque empeñado en exportar el purificador arte de la pesca con mosca a las montañas del norte de Yemen. La situación se complica cuando el disparatado proyecto capta la atención de un ambicioso asesor del primer ministro, que descubre una excelente oportunidad para mejorar la imagen del Reino Unido en Oriente Medio y de paso proyectar su futuro político. De pronto, los implacables engranajes del poder se ponen en marcha y el doctor Jones se ve obligado a reconsiderar su dictamen inicial, colaborar con la joven y atractiva representante del jeque y lanzarse a una aventura con un final digno de la mejor novela de intriga.

De lectura fácil, sin exigencias, es una historia amable, pero profunda, que nos narra la vida misma, lo que podemos encontrar a día de hoy, los tejemanejes de la política y  la prensa, el valor de una foto y la importancia de conseguir votos, además de dejar al aire los entresijos de la burocracia, y todo ello envuelto en el sutil humor inglés. Entre lo absurdo y extravagante de esta historia se deja ver una crítica de la situación inglesa en algún momento de su historia reciente, incluso algunos paralelismos con algún primer ministro real y personal de su gabiente.
Es un libro distinto, tanto en formato como en contenido. Paul Torday va tejiendo la historia a través de mails, memorandos, extractos de diarios, etcétera. La mezcla de situaciones cómicas, tan del día a día, y consideraciones más profundas, relatadas de todas las maneras posibles, es lo que le dota al libro de gran agilidad además, por supuesto, de su brevedad.

La verdad es que la historia es bastante sorprendente: un jeque yemení solicita ayuda, a través de una agencia privada, a un organismo oficial británico para introducir el salmón en Yemen, y realizar allí pesca deportiva. Parece una broma. Se lo parece a Alfred Jones (su protagonista), uno de los mayores especialistas del mundo en piscicultura, un hombre tranquilo, organizado, preocupado por su ascenso profesional, casado con una mujer aun más fría y calculadora que él, y con la que mantiene un contrato de vida gris y sin pasión.
Su jefe, un cargo político, le obliga a aceptar el trabajo cuando el mismísimo Jefe de Gabinete del Primer Ministro le llama para apoyar la propuesta, y sin embargo despide a Alfred cuando el proyecto oficialmente cae en desgracia.
Además está la seductora Harriet Chetwode-Talbot, que lidera el proyecto desde la agencia contratada por el jeque. Una mujer, enamorada de su novio soldado, destacado en algún lugar de Irak, con maneras de mujer fatal y fondo de mujer sensible y tradicional.
Y por supuesto está el jeque Mohamed ben Zaidi bani Tihama, el auténtico motor de la historia, un hombre lleno de fe, que contagia su fe a Alfred Jones y a Harriet y que consigue que un proyecto que todo el mundo consideraba una broma, al principio, sea un proyecto no solo viable sino incluso necesario, imprescindible.
Porque esta novela trata en realidad de eso: de cómo creer en las cosas que hacen que la vida tenga otro sentido. Y no estoy hablando de religión. Porque lo que consigue el jeque Mohamed es que el gris y metódico Alfred encuentre soluciones para llevarse los salmones a un lugar donde sería imposible que sobrevivieran, y piense que remontarán el cauce prefabricado en medio del desierto, y que desovarán.
Y no solo eso sino que la fe del jeque hará que se apasione con el proyecto y que entienda que pescar en medio del desierto será una forma de llevar la paz a aquella zona. Y así, se irá alejando de su esposa calculadora y se enamorará de Harriet, poco a poco y a su modo.
Y también trata del cinismo de los políticos y de las estructuras que sustentan la política actual, de las fuerzas que jamás permitirán que nada bueno suceda, del equilibrio del mal, de lo grises que son los que nos gobiernan, de la importancia, una vez más, de una fotografía y un voto.
Está contada a través de informes, de correos, de retazos de diarios, de entrevistas e interrogatorios, y eso le da un tono de humor fantástico. Está llena de personajes delirantes, como el Jefe de gabinete del Primer Ministro, creo que sospechosamente real. Pero la novela, que parece tan amable al principio, tiene un fondo de una amargura terrible.
Tiene un final muy sorprendente. Termina mal. Como buena fábula. Y te deja ese regusto amargo cuando logras reponerte de la magnífica escena final. Como si nos dijera que perseguir los sueños es lo único que nos salvará la vida, nos permitirá vivirla con pasión, aunque jamás lo conseguiremos.
Extraído de:  http://blogs.antena3.com/tiempodesilencio/pesca-salmon-yemen-paul-torday-edsalamandra_2012070500213.html

Aquí os dejo una dirección por si os animáis a leerlo: LEER La Pesca del Salmón en Yemen

Por supuesto hay una versión cinematográfica de este best-seller británico, la adaptación de Hallström que a modo de comedia romántica británica nos presenta una idea delirante que deberán llevar a cabo un aburrido funcionario (Ewan McGregor) y su representante (Emily Blunt) formando una peculiar pareja que desarrollará una inesperada amistad, -primero- y quién sabe qué más –después- aunque para ello tendrán que ir a contracorriente, como si de un salmón nadando río arriba se tratase.
Un drama romántico perfectamente recomendable, repleto de afilados diálogos y situaciones presentadas con encanto; aunque un poco lento, se deja ver.


3 comentarios:

  1. Me encantó la película y no me pareció lenta en absoluto. Besos.

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  2. hola!! vieras que no pude descaargarlo y de me interesa podrias enviarmelo por email por favor

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